sábado, 16 de noviembre de 2013

Bajo una tenue luz entre paredes negras, la Casa del Lector  se convierte por un momento en la Villa de los Papiros,  la única biblioteca de la Antigüedad clásica que ha llegado a nuestros días. Se descubrió en el siglo XVIII en las ruinas de una casa romana de Herculano tras la erupción volcánica que la sepultó, conservando así esta magnífica colección.

La Villa de los Papiros, foto extraída de hoyesarte
La reconstrucción virtual que se ha realizado te hace retroceder en el tiempo y sentirte parte de ello. Es curioso que a través de las nuevas tecnologías se quiera volver al pasado o se traiga parte de la historia al presente. Desde la relectura científica  con el trabajo del padre escolapio Antonio Piaggio, el cual creó su célebre máquina para desenrollar los frágiles papiros carbonizados que se habían encontrado en la Villa, hasta la actualidad con las nuevas técnicas de vídeo e imagen se pueden rescatar perlas que nos enseñan la evolución en las técnicas de la lectura y forma de vida.


La exposición nos muestra cómo se leía hace tanto tiempo, conocemos el método para leer un rollo de papiro: se sostenía con la mano derecha y se desenrollaba con la izquierda, creando la página de texto a medida que se leía en una pantalla (similar a  lo que hacemos actualmente).  “Nuestras lecturas, como nos enseña esta magistral exposición dependen no solo del contenido sino también de la forma, del contexto, de la grafía, del material al cual la escritura es confiada. Las esplendidas imágenes  rescatadas de Herculano y las otras ciudades sepultadas nos muestran a lectores romanos sosteniendo sus rollos de papiro y cómo esos rollos eran guardados en cajas con forma de sombrereros o apilados en estanterías con los títulos en etiquetas colgadas (…) Con los iPods hemos vuelto al formato de la tablilla mesopotámica, con Windows al método fraccionario de los rollos. No es imposible que nuevas tecnologías, aún por inventar, rescaten de nuestro pasado otras técnicas que creíamos olvidadas. Al fin y al cabo, como sabían los epicúreos, la originalidad es solo una ilusión de nuestra vanidad” (Alberto Manguel, El País BABELIA 09.11.13)

Esto me hace acordarme de la frase tan  repetida: todo en este mundo está inventado. Como argumenta Alberto Manguel: “muchos textos salvados electrónicamente en los años setenta  no pueden ser leídos por nuestros instrumentos más avanzados, en cambio el leve papiro, de cuya fragilidad se quejaban sus primeros lectores, milagrosamente perdura”. Perdura y está a nuestro alcance, podemos admirar obras cuya antigüedad creo que no somos capaces de darnos cuenta de la verdadera importancia, del valor, que tiene.  El recorrido finaliza con una exposición bibliográfica de la obra Le antichità di Ercolano esposte (1757-1792) de Carlos III en Nápoles, que hizo posible el estilo neoclásico en toda Europa de las excavaciones hasta el año 1800 a través de las obras de los viajeros del Grand Tour, incluidos algunos españoles.

Al fin y al cabo es parte de nuestro pasado, de nuestra cultura, todas esas técnicas son tecnologías para la difusión de la cultura, las de ahora y las de antes puesto que van en evolución.


"A la Casa del Lector hay que buscarle sus orígenes, su familia, así se ha encontrado a ese familiar lejano en la historia con el que compararle, al compartir la idea y el espíritu de saber y de conocimiento que tenía esta Villa" César Antonio Molina (Director de la Casa del Lector)

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