Tom Wolfe: “No me gusta la
blogosfera. Los periodistas jóvenes no salen a la calle. Es algo que no me
entra en la cabeza”
Nacido en Richmond, Virginia, y criado en el seno de una familia presbiteriana, Tom Wolfe se convirtió en los 70 en uno de los reporteros que revolucionó la profesión. Considerado uno de los gurús del nuevo
Tom Wolfe, a los 82 años, está
dispuesto a alzar la voz para hablar sobre política, periodismo e inmigración. Dice lo que piensa y escribe lo que ve a
través de su método: “Mi método siempre
es el mismo: intentar encontrar una persona que ejerza de lazarillo y me ayude
a conocer la ciudad”.
Graduado por la Universidad de
Yale, comenzó su carrera profesional escribiendo en Springfield Union y más
tarde en The Washington Post, New York
Herald y Enquirer. Ser corresponsal del
Whasington Post en La Habana le sirvió de trampolín para llegar a Nueva
York movido por el deseo de descubrir
nuevas historias y más mundo: “Yo siempre quise venir a Nueva York. Entre otras cosas porque aquí sí que había competencia. El mundo está lleno de cosas salvajes que
contar. Pero contarlas requiere hablar con sus protagonistas, no basta con escribir de oídas”.
No le gusta la blogosfera y considera
que el trabajo de muchos columnistas hoy en día es insoportable y no representa
la esencia del periodismo.
Defensor de la no ficción cree
que es mucho mejor escribir sobre la realidad que nos rodea ya que de por sí es
estrambótica y ni siquiera hay que inventarla. Salir a la calle y hablar con la
gente es su máxima para llegar a ser un buen reportero. “Uno tiene que asumir
que no sabe lo que pasa en ninguna parte. Me encanta que me sorprenda la
realidad”. Se identifica, así, con el joven reportero protagonista de su nuevo
libro: “Lo mejor para un reportero es actuar como si fuera un tipo recién
llegado de Marte”.
Así es como, Tom Wolfe, el dandi de traje
blanco vuelve a la novela sin perder el olfato periodístico y la curiosidad adentrándose en “la única
ciudad del mundo donde una comunidad de inmigrantes que habla otro idioma se ha
hecho con el control de todos los resortes a través de las urnas y en una sola
generación”.
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